Este proyecto no es un museo al uso, es un espacio vivo donde arte, historia, gastronomía, artesanía y tecnología se encuentran.
En la primera fase, a la muerte de su madre, Modesto crea un estudio para poder seguir desarrollando su profesión desde aquí y atender a la vez a su padre después de un accidente.
Empezó rehabilitando una parte de la casa familiar, respetando la arquitectura tradicional y los espacios originales, donde se acoge su obra pictórica y escultórica junto con herramientas y estancias que sirven como salas para actividades, clases, talleres y eventos que no solo mantienen viva la casa, sino que tienen una clara vocación de ayudar a crear futuro para la zona, respetando nuestras raíces.
Ofrece alojamiento para quienes deseen una inmersión artística y emocional.
Las habitaciones permiten vivir el arte desde dentro, despertar entre lienzos y desayunar con vistas al valle.
Ver al artista trabajar en directo y conversar con los visitantes convierte la visita en una experiencia.
«Aquí no hay guías ni audioguías… Hay conversación, hay tiempo, hay silencio.»
Un modelo de turismo cultural respetuoso con el entorno y alejado del turismo masivo…
La segunda fase amplía el espacio hasta 750 metros cuadrados, con la restauración integral de la 2ª planta, tres habitaciones más haciendo viables los talleres al poder albergar a más alumnos.
Terminadas ya, las estancias de la Cantina Cultural…